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Déjenme ya favor, gentiles hombres,
de disfrutar de merecido honor
vedado aún por masculinos nombres
a hijas de Eva como ésta en flor.
Palabra muelle y ya verbo suave
reclamamos frente a violencias malas
pues pilotos somos de la misma nave
y seres celestes de mismas alas.
Si el volar más humano parece,
¿no es el mismo cielo un paraïso
y en destierro eterno nos hacéis vagar?
Si el jardín terreno de amor no crece
y nuestro corazón reclama permiso,
¿para qué toda una vida para amar?
[Prólogo I, Montaje de "La guarda cuidadosa"]
Actores, actrices, maquilladoras, Centro de información de la Mujer, personal de AEFAC, familiares y alcalde
Comienza nuestro tour
Todo comienza con la entrada al patio de butacas de un personaje muy recurrente de la Literatura Española: el ciego de Lazarillo. Su situación es lamentable y desesperada pues viene tras el golpe con una viga tras la guía malintencionada de su ‘fiel’ Lázaro. Éste –personaje vagabundo- se encuentra con el supuesto corral de comedias que le puede servir de audiencia para sus cantares de ciego y sus quejas.
En medio de su queja aparece en el escenario María Lupianez “la fina”, actriz de compañía –a veces venida a menos como farándula- del bachiller Felipe de Lucena. Ella añade pesar al ciego porque aprovecha para quejarse también de la vida de actriz en una compañía de hombres. Ella desvela al ciego un secreto bien guardado, su desmesurada afición por la literatura que la lleva a escribir cancioncillas, rimas y elogios, algunos vilmente copiados y arrebatados por el propio bachiller para algunas ocasiones. Animada por el ciego se lanza a recitar la copla que acaba de componer para poder poner palabras a su situación vital. El ciego acompañado por María se mete entre bambalinas porque la función va a empezar.
Las actrices de la obra presentan la comedia y arreglan la escenografía. En una calle de Madrid un soldado venido de Flandes mal encarado y mísero hace la guardia a la puerta de la casa donde limpia Cristinica con la que quiere casar. El objeto de su guardia es evitar que se acerquen pretendientes que le espanten tan golosa presa.
Todo lo que se muestra después es la lucha “cuidadosa” de la guarda desgraciada: sus luchas, sus victorias, sus derrotas...
El aplauso da alas, da vida, como a Campanilla en Peter Pan
Algunos enlaces de interés
CANCIÓN FINAL
CRISTINA
«Que una mujer siempre escoge
lo que el corazón le canta
y ahora canto yo con gozo
porque escojo casamiento.
Mil mujeres que hoy me veis
estimaos como bien fuertes
que esta vida os dará
lo que escojáis, no por suerte.
Que, donde hay fuerza de hecho,
se pierde cualquier derecho».
«Que una mujer siempre escoge
lo que el corazón le canta
y ahora canto yo con gozo
porque escojo casamiento.
Mil mujeres que hoy me veis
estimaos como bien fuertes
que esta vida os dará
lo que escojáis, no por suerte.
Que, donde hay fuerza de hecho,
se pierde cualquier derecho».
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"Soneto por la mujer"
Déjenme ya favor, gentiles hombres,
de disfrutar de merecido honor
vedado aún por masculinos nombres
a hijas de Eva como ésta en flor.
Palabra muelle y ya verbo suave
reclamamos frente a violencias malas
pues pilotos somos de la misma nave
y seres celestes de mismas alas.
Si el volar más humano parece,
¿no es el mismo cielo un paraïso
y en destierro eterno nos hacéis vagar?
Si el jardín terreno de amor no crece
y nuestro corazón reclama permiso,
¿para qué toda una vida para amar?
[Prólogo I, Montaje de "La guarda cuidadosa"]
Foto de familia
Actores, actrices, maquilladoras, Centro de información de la Mujer, personal de AEFAC, familiares y alcalde
On the run
Comienza nuestro tour
...un entremés "quasi" comedia... (Nuestro montaje)
Todo comienza con la entrada al patio de butacas de un personaje muy recurrente de la Literatura Española: el ciego de Lazarillo. Su situación es lamentable y desesperada pues viene tras el golpe con una viga tras la guía malintencionada de su ‘fiel’ Lázaro. Éste –personaje vagabundo- se encuentra con el supuesto corral de comedias que le puede servir de audiencia para sus cantares de ciego y sus quejas.
En medio de su queja aparece en el escenario María Lupianez “la fina”, actriz de compañía –a veces venida a menos como farándula- del bachiller Felipe de Lucena. Ella añade pesar al ciego porque aprovecha para quejarse también de la vida de actriz en una compañía de hombres. Ella desvela al ciego un secreto bien guardado, su desmesurada afición por la literatura que la lleva a escribir cancioncillas, rimas y elogios, algunos vilmente copiados y arrebatados por el propio bachiller para algunas ocasiones. Animada por el ciego se lanza a recitar la copla que acaba de componer para poder poner palabras a su situación vital. El ciego acompañado por María se mete entre bambalinas porque la función va a empezar.
Las actrices de la obra presentan la comedia y arreglan la escenografía. En una calle de Madrid un soldado venido de Flandes mal encarado y mísero hace la guardia a la puerta de la casa donde limpia Cristinica con la que quiere casar. El objeto de su guardia es evitar que se acerquen pretendientes que le espanten tan golosa presa.
Todo lo que se muestra después es la lucha “cuidadosa” de la guarda desgraciada: sus luchas, sus victorias, sus derrotas...
Gracias, público, gracias, actores y actrices
El aplauso da alas, da vida, como a Campanilla en Peter Pan
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